Mauricio Leyva Castrejón nos vuelve a sorprender con una nueva novela histórica sobre el estado de Guerrero. El sujeto abordado aparece desde el título: Juan Álvarez. Entre el zorro y la pantera [Ediciones Diario de Guerrero, 2010, 125 p.]. El patricio es protagonista de una inédita reflexión en la cual recorre los cincuenta y seis años, nueve meses y cuatro días que vivió por la patria, contados a partir de su incorporación al movimiento insurgente. Como señala Ricardo Infante al inicio de la obra, "Mauricio hizo una perfecta elección: Álvarez es el vivo espíritu de lo que representa el estado de Guerrero en la historia de México". Y debemos cederle al mismo Ricardo la justificación del aserto y las cualidades del protagonista: el "más fascinante y polifacético de los guerrerenses, a ese eterno incomprendido, vilipendiado y maravilloso hombre llamado don Juan Álvarez Hurtado, personaje que en la historiografía nacional, incluso entre quienes pretenden biografiarlo siempre suscita el mismo fenómeno: no les gusta su forma de ser, descalifican sus métodos, su vínculo con la costa sureña, su influencia ante la gente, su participación, su autoridad incuestionable y al mismo tiempo, finalmente, siempre termina siendo reconocido como invaluable por su actuación durante la Independencia, por su lucha por el federalismo, por finiquitar el régimen santanista, y por promover el más importante documento jurídico en la historia de México: la Constitución de 1857. Sin embargo, su más amado logro fue la creación del estado de Guerrero; hay mil y una anécdotas en torno a este proyecto, hizo de tripas corazones para hacer pactos con sus peores enemigos, promovió cualquier cantidad de actividades lícitas y a veces no tan lícitas, y como siempre, logró lo que quería: reivindicar el nombre de su mejor amigo, y crear una entidad con características producto de un riquísimo y polifacético entorno cultural, y de las condiciones que impone la agrste y en ocasiones más que exuberante naturaleza del Sur". Mauricio Leyva imagina los últimos cuatro días del héroe suriano, lo expone en toda su humanidad: reflexionando sobre lo pasado, sobre la vida, enfermo como está. Lo imagina feliz, sin decirlo lo imagina en una plácida muerte, luego de saber que la amenaza francesa ha sido abatida. La imaginación con que se novela la historia y se reflexiona sobre el pasado, son ya un aliciente para leer el libro y convivir con un hombre al que con creces le sobraron merecimientos para ser benemérito de la patria. [DCS]
martes, 6 de julio de 2010
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