Un compendio de voces e imágenes es el folleto Hijos de la Montaña de Alejandrino González Reyes (México, edición del autor, 2006, 51 p.).
Fotografías y reclamos, porque como lo dice el autor, al referirse a los indígenas de Guerrero "Son carne de cañón, la infantería, el del trabajo denigrante, son gente que poco o nada se le debe considerar, tal vez para las elecciones sí ocupen un lugar importante como número (pero) sólo allí. Y tal vez ni eso. // Aquí se muestran en imágenes frías, crudas. Parecen seres lejanos, fantasmales. Seres que se pelean con la evanescencia o con un mundo paralelo. Son las imágenes feas de lo occidental, de ese mundo mexicano que sueña con el primer mundo y no con la mexicanización".
El Guerrero pobre capturado por la lente, pero también por las palabras de Alejandrino.
El libro todo es un testimonio: "Esto es lo que se ve en la Montaña Alta de Guerrero, es lo que se ve en los lugares donde los políticos no alcanzan a percibir, y si lo hacen, se quedan callados porque con una despensa o una miserable beca pretenden comprar el silencio que de por sí es como una de sus características, un algo que forma parte de su idiosincrancia. ¿Se niegan a gritar lo que les duele? Tal vez".
La identidad a flor de piel, pues enfático señala el autor: "Mi voz es su voz, mis ojos son sus ojos y, estoy diciendo aquí lo que ustedes quieren que se sepa al mundo. Que no les quepa duda. // Estoy gritando por ustedes; muestro lo que he hecho para ustedes porque llevo la misma sangre que ustedes llevan en las venas".
Un excelente trabajo que merecía un formato distinto, pero que al menos, gracias al autor y a quienes lo apoyaron, está en nuestras manos. [DCS]
No hay comentarios:
Publicar un comentario