David Cienfuegos Salgado reunió diversos trabajos de su autoría en el libro Ensayos sobre el estado de Guerrero (Chilpancingo, Gro., El Colegio de Guerrero, Fundación Académica Guerrerense, Universidad Autónoma de Guerrero, 2005, 241 p. ISBN 970-94095-3-0). La obra tiene una presentación de Humberto Santos Bautista.
La obra reúne los siguientes trabajos: ¿Qué significa ser guerrerense?; Símbolos e identidades del estado de Guerrero; El Estado de Guerrero: Ayer, hoy, mañana…; Las lecciones de la historia; Notas sobre la investigación histórico-jurídica en Guerrero; La enseñanza del derecho en el estado de Guerrero; El sistema electoral guerrerense; Evolución y propuesta de reforma a la Constitución guerrerense; La Universidad derrotada. Una reflexión sobre la UAG; Guerrero: Estado sin derechos humanos; La defensa de las lenguas indígenas guerrerenses; La “policía comunitaria” del estado de Guerrero, y El siglo XXI por los caminos del Sur, algunos de ellos en coautoría.
Se menciona en la presentación: “Guerrero es, de alguna manera, una especie de mare ignoto. Lo poco que se conoce sobre la entidad es apenas la punta del iceberg. Porque desde un principio se trató de estudiar la realidad guerrerense desde puntos de partida descontextualizados o bien desde la limitada mirada del sentido común. Se construyó toda una mitología alrededor de lo que significaba el mundo guerrerense y en lugar de profundizar en el análisis serio sobre los problemas del Estado, casi se legitimó una pobre visión que trataba de explicar la situación de marginación, de pobreza, de injusticia y de represión permanente que enfrentaba la población, aludiendo a la geografía agreste y al carácter del guerrerense. Guerrero, se decía es un estado violento y su medio natural favorece el aislamiento. // De alguna manera, David Cienfuegos Salgado empieza por deshacer toda esa mitología que por décadas ha alimentado el espíritu de los estudios sobre Guerrero, y el punto de partida que elige, es justamente preguntarse lo que debiera estar en el principio de todo estudio serio: ¿Quiénes son los Guerrerenses? Es decir, pone en el centro de su atención a los sujetos, porque si no sabemos quienes son las personas y sus relaciones que establecen en un contexto determinado, difícilmente podemos aspirar a tener un conocimiento de lo que constituye la esencia de un pueblo. La idea del autor es mostrarnos que Guerrero es historia, es cultura, es una lucha tenaz permanente por la justicia, es pasado y es presente, pero es sobre todo, la esperanza de construir una sociedad mejor. Nadie como los guerrerenses se han empeñado en este proyecto, el cual ha tenido un costo social muy alto. Por ello, para conocer a los guerrerenses es muy importante preguntarles por lo que realmente sienten y viven y no por lo que a veces se supone que les pasa. Tal vez por ello, la definición del guerrerense se vuelve compleja porque no basta la pertenencia al espacio sino que están presentes todo un conjunto de elementos adicionales que le van dando forma y caracterización a las virtudes que descubren su esencia como tal. // Por eso, cobra relevancia que el autor aborde el sentido de la identidad del guerrerense y los símbolos que la conforman. En esa mirada, uno deduce que la riqueza cultural de Guerrero permanece inédita aun para los propios guerrerenses, porque no ha existido un interés genuino por meterse a estudiar a fondo lo que significa la cultura del Estado. Ha habido poca reflexión en torno a esa herencia mítica y milenaria porque, en parte, es algo que las elites siempre han querido silenciar. Por ello y aunado a esto, David Cienfuegos no se olvida de la Historia y, antes al contrario, me parece que en algunas páginas pretende hacer un ajuste de cuentas con esos olvidos históricos que tan ingratos han sido para nosotros los guerrerenses. Para el autor es claro que Guerrero ha permanecido en el olvido histórico y, por supuesto, los guerrerenses no hemos olvidado la deuda que la historia tiene con nosotros. En esa misma construcción histórica el autor explora lo mismo la política, que la economía, la antropología y la educación, y nos presenta, en una visión integral, páginas magistrales que no sólo renuevan hipótesis, sino que dejan abiertos un conjunto de ejes problemáticos relacionados con temas coyunturales que habrán de definir nuestro destino en el mundo actual. // Así, cuando se toca el tema de la educación y de los derechos humanos los juicios son tremendamente dolorosos pero certeros: somos un Estado donde la violación a los derechos humanos es sistemática y se vive una violencia institucionalizada desde el poder público, y educación nuestros lastres son de verdad, impresionantes y no hay forma de revertirlos en el corto plazo. Esa misma crítica aguda se mira cuando se hace un análisis de una institución paradigmática para los guerrerenses: la Universidad Autónoma de Guerrero. Una Universidad que dista mucho de haber cumplido con sus fines y que fue secuestrada desde el principio por los grupos de poder que han envilecido su tarea de educar y de convertirse en la conciencia crítica de la sociedad. […] este conjunto de ensayos termina abriendo una esperanza que, con todo el escepticismo que caracteriza al autor, muestra que la rigurosidad del análisis no riñe con la sensibilidad de tener la capacidad de reconocer opciones. No hay dudad que David Cienfuegos tiene una relación entrañable con Guerrero y el rigor de su análisis de ninguna manera lo distancia, sino que más bien a la hora de escribir, pareciera que adopta las recomendaciones de don Miguel de Unamuno: David Cienfuegos cuando mira a su Estado, lo hace con la sangre caliente, la cabeza fría y la mano firme. Esa es la virtud de estos ensayos que ahora se presentan: muestran que en muchos aspectos, Guerrero sigue siendo una página en blanco por el olvido de los historiadores. Cienfuegos Salgado nos recuerda algo muy simple: que los guerrerenses somos sujetos con historia, esa historia viva que a través de sus escritos nos muestra y nos invita a la reflexión. // En síntesis, la puntual revisión que hace en relación al pasado, presente y futuro de Guerrero, nos propone desarrollar una conciencia crítica en la construcción de un discurso que represente por sí mismo un cuestionamiento radical a la exclusión y asumir los desafíos que reaparecen ahora como una amenaza real que no puede soslayarse”. [DCS]
La obra reúne los siguientes trabajos: ¿Qué significa ser guerrerense?; Símbolos e identidades del estado de Guerrero; El Estado de Guerrero: Ayer, hoy, mañana…; Las lecciones de la historia; Notas sobre la investigación histórico-jurídica en Guerrero; La enseñanza del derecho en el estado de Guerrero; El sistema electoral guerrerense; Evolución y propuesta de reforma a la Constitución guerrerense; La Universidad derrotada. Una reflexión sobre la UAG; Guerrero: Estado sin derechos humanos; La defensa de las lenguas indígenas guerrerenses; La “policía comunitaria” del estado de Guerrero, y El siglo XXI por los caminos del Sur, algunos de ellos en coautoría.
Se menciona en la presentación: “Guerrero es, de alguna manera, una especie de mare ignoto. Lo poco que se conoce sobre la entidad es apenas la punta del iceberg. Porque desde un principio se trató de estudiar la realidad guerrerense desde puntos de partida descontextualizados o bien desde la limitada mirada del sentido común. Se construyó toda una mitología alrededor de lo que significaba el mundo guerrerense y en lugar de profundizar en el análisis serio sobre los problemas del Estado, casi se legitimó una pobre visión que trataba de explicar la situación de marginación, de pobreza, de injusticia y de represión permanente que enfrentaba la población, aludiendo a la geografía agreste y al carácter del guerrerense. Guerrero, se decía es un estado violento y su medio natural favorece el aislamiento. // De alguna manera, David Cienfuegos Salgado empieza por deshacer toda esa mitología que por décadas ha alimentado el espíritu de los estudios sobre Guerrero, y el punto de partida que elige, es justamente preguntarse lo que debiera estar en el principio de todo estudio serio: ¿Quiénes son los Guerrerenses? Es decir, pone en el centro de su atención a los sujetos, porque si no sabemos quienes son las personas y sus relaciones que establecen en un contexto determinado, difícilmente podemos aspirar a tener un conocimiento de lo que constituye la esencia de un pueblo. La idea del autor es mostrarnos que Guerrero es historia, es cultura, es una lucha tenaz permanente por la justicia, es pasado y es presente, pero es sobre todo, la esperanza de construir una sociedad mejor. Nadie como los guerrerenses se han empeñado en este proyecto, el cual ha tenido un costo social muy alto. Por ello, para conocer a los guerrerenses es muy importante preguntarles por lo que realmente sienten y viven y no por lo que a veces se supone que les pasa. Tal vez por ello, la definición del guerrerense se vuelve compleja porque no basta la pertenencia al espacio sino que están presentes todo un conjunto de elementos adicionales que le van dando forma y caracterización a las virtudes que descubren su esencia como tal. // Por eso, cobra relevancia que el autor aborde el sentido de la identidad del guerrerense y los símbolos que la conforman. En esa mirada, uno deduce que la riqueza cultural de Guerrero permanece inédita aun para los propios guerrerenses, porque no ha existido un interés genuino por meterse a estudiar a fondo lo que significa la cultura del Estado. Ha habido poca reflexión en torno a esa herencia mítica y milenaria porque, en parte, es algo que las elites siempre han querido silenciar. Por ello y aunado a esto, David Cienfuegos no se olvida de la Historia y, antes al contrario, me parece que en algunas páginas pretende hacer un ajuste de cuentas con esos olvidos históricos que tan ingratos han sido para nosotros los guerrerenses. Para el autor es claro que Guerrero ha permanecido en el olvido histórico y, por supuesto, los guerrerenses no hemos olvidado la deuda que la historia tiene con nosotros. En esa misma construcción histórica el autor explora lo mismo la política, que la economía, la antropología y la educación, y nos presenta, en una visión integral, páginas magistrales que no sólo renuevan hipótesis, sino que dejan abiertos un conjunto de ejes problemáticos relacionados con temas coyunturales que habrán de definir nuestro destino en el mundo actual. // Así, cuando se toca el tema de la educación y de los derechos humanos los juicios son tremendamente dolorosos pero certeros: somos un Estado donde la violación a los derechos humanos es sistemática y se vive una violencia institucionalizada desde el poder público, y educación nuestros lastres son de verdad, impresionantes y no hay forma de revertirlos en el corto plazo. Esa misma crítica aguda se mira cuando se hace un análisis de una institución paradigmática para los guerrerenses: la Universidad Autónoma de Guerrero. Una Universidad que dista mucho de haber cumplido con sus fines y que fue secuestrada desde el principio por los grupos de poder que han envilecido su tarea de educar y de convertirse en la conciencia crítica de la sociedad. […] este conjunto de ensayos termina abriendo una esperanza que, con todo el escepticismo que caracteriza al autor, muestra que la rigurosidad del análisis no riñe con la sensibilidad de tener la capacidad de reconocer opciones. No hay dudad que David Cienfuegos tiene una relación entrañable con Guerrero y el rigor de su análisis de ninguna manera lo distancia, sino que más bien a la hora de escribir, pareciera que adopta las recomendaciones de don Miguel de Unamuno: David Cienfuegos cuando mira a su Estado, lo hace con la sangre caliente, la cabeza fría y la mano firme. Esa es la virtud de estos ensayos que ahora se presentan: muestran que en muchos aspectos, Guerrero sigue siendo una página en blanco por el olvido de los historiadores. Cienfuegos Salgado nos recuerda algo muy simple: que los guerrerenses somos sujetos con historia, esa historia viva que a través de sus escritos nos muestra y nos invita a la reflexión. // En síntesis, la puntual revisión que hace en relación al pasado, presente y futuro de Guerrero, nos propone desarrollar una conciencia crítica en la construcción de un discurso que represente por sí mismo un cuestionamiento radical a la exclusión y asumir los desafíos que reaparecen ahora como una amenaza real que no puede soslayarse”. [DCS]
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